jueves, 31 de marzo de 2011

De camino a la cruz



Fueron tantas cosas las que pensé. Los vi a todos y conocía sus almas, sabía quién me amaba y quién no. Sabía que algunos me negarían y que otros me dejarían simplemente sólo pero con Dios. Sentí dolor, mis ojos vieron como los que amé con todas las fuerzas de mi corazón, se alejaron y un simple beso de hipocrecía fue la huella que marcó mi mejilla para que me dieran como prisionero sin causa justa. Tuve compasión de aquél que me apresaba, lo miré con perdón y misericordia pero sólo hallé unos ojos llenos de odio y rencor hacía mi. Me pregunté en mi mente: ¿por qué me odias si te amo? Pero, era parte del plan que me odiara, fueron muchos los que tuvieron que rechazarme para que el plan tomara el orden Divino. Me recuerdo que oré, le pedía a mi Padre que pasara de mi esa copa amarga, pero reaccioné, fue mucho el temblor a causa del miedo, de mi frente sudaba sangre, y esto como dejándome saber toda la que iba a recorrer por mi cuerpo en algún momento. A pesar del dolor amargo que sentí, le pedí a mi Padre que fuese Su voluntad y no la mía, El conocía el plan a la perfección y yo debía por amor a todos cumplir con mi propósito. Me traicionó por tan pocas monedas, esas no iban a satisfacer nunca su alma, aún así lo perdoné por su acto. Y aquí estoy de camino a la cruz, viendo como me escupen, como se ríen de mi y recordando que en algún momento esos mismos me recibieron cuando llegué en un burrito, esos mismos eran los que me alababan y bendecían mi nombre. Tan sólo esperaban un milagro...cumplí por amor a todos ellos. Aquí voy de camino a la cruz, casi ni puedo pensar del dolor que aqueja mi piel, mis huesos quebrantados, ya no los puedo divisar bien, sólo los escucho. ¡Oh Padre, dame fuerzas para llegar, dame fuerzas para tomar esta cruz y dejarme morir! Estos clavos no duelen tanto como verlos a ustedes sonreir ante mi dolor. Estos clavos no duelen tanto que verlos a ustedes negarme. Estos clavos no duelen tanto, cuando veo toda esta carga de pecado sobre mi. ¡Oh Dios, no te siento Padre! ¿Acaso te haz ido también? ¡Qué vacío tan grande siente mi alma sin tu Presencia! ¡Ante la ausencia de Tí, prefiero la muerte, culmina esto! Está hecho, consumado está.

¡Por tí morí, por tí resucité al tercer día y por mí tú puedes vivir!

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