El guerrero de luz siempre tiene que estar listo para la batalla. Edifica el muro pero no guardes tu espada, tu escudo y no te quites las vestiduras para el embate. Con una mano construye y con la otra guarda lo que construyas. El enemigo desea destruir la obra de tus manos.
¡Vigilante en oración y con fe en Dios no se lo permitas!
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