viernes, 18 de noviembre de 2011

Me apena mi pena...



No podemos vivir de pena en pena. Llega un punto en nuestras vidas en donde hay que confrontarnos en el espejo de nuestra realidad y dejarnos de mirar en el espejo de la autocompasión. El espejo de la realidad nos refleja que si ponemos nuestra confianza y fe en Dios no importa que circunstancia atravesemos contamos con el gozo de El que es nuestra fortaleza; pero si nos concentramos en mirarnos e
n el espejo de la autocompasión solamente buscaremos refugio en la tristeza y en la miserable angustia de compañía. Es hora de parar de mirarnos con lástima y enfocarnos en el único que puede darnos respuestas y amarnos de manera ilimitada. Es hora de parar de sentirnos codependientes de otro para sentirnos bien, que tu felicidad no dependa de ningún otro humano puesto que cuando este ya no este presente no estarás feliz, y como bien todos ya sabemos los humanos entran y salen de la vida de uno solamente Dios es quien se queda, entonces tu mirada puesta en quien nunca te abandonará y tu fe puesta en que El será quien te cubra de alegrías. La miseria necesita compañía dice el refrán, entonces cierra la puerta y no le des la bienvenida con la autocompasión.

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