No dejes que tu mente engañé a tu corazón y no permitas que tu corazón engañe a tu mente.Solo escucha la voz de Dios atentamente y déjate guiar por El.Tristezas son las que acompañan el alma de una persona que no reconoce la voz de Dios.Mi corazón habla y mi mente habla,pero a la única voz que obedece y debe obedecer es a la de Dios y de esa manera de seguro veremos los frutos de esa obediencia.
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