jueves, 31 de marzo de 2011

No dejes de soñar



Dios a puesto unos sueños en tu alma. Así como fueron puestos en José. José soñaba cosas que nadie podía entender, ni tan siquiera su familia. Eran sueños incomprensibles para ellos. Sus hermanos tomaron los mismos como ofensa, pasó por el desprecio de estos, conspiración en contra de su vida, hasta pensaron matarlo, pero no lo mataron sino que lo vendieron a un mercader que iba pasando de camino por 20 monedas de plata. Fueron luego donde su padre y mintieron alegando que José había sido asesinado por fieras.

En toda la historia de José vemos algo, fueron momentos dolorosos el ver como los más que amó se levantaron en su contra, sangre de su sangre. No me imagino la amargura de su alma al verse desechado y vendido como esclavo. Separado de su padre amado, de su madre y de quienes consideró familia y echado a tierras lejanas. Lo que no esperaba José, que esa ruta que parecía marcada por el dolor, por el abandono y por el engaño lo dirigía a posicionarse donde Dios deseaba colocarlo. El mercader lo vendío nuevamente y esta vez llegó a las manos del Faraón, ciertamente Dios lo acompañó en cada etapa, su fe en Dios no aminoraba porque José sabía que Dios le había prometido algo. No sabía este la fecha del cumplimiento de esa promesa, pero sí sabía que Dios no le fallaría como hicieron sus hermanos. Así que José se fue engrandeciendo en Egipto y Dios fue colocándolo en posiciones de poder.

Eventualmente, todo fue parte de un plan divino. Dios lo colocó donde el debía estar y donde su promesa sería concretada. Ese sueño que le costo burlas y ofensas, dolor y llanto se hizo realidad. Ahí estaban sus hermanos, los que lo vendieron delante de él, sin saber que lo habían desechado para posicionarlo justamente donde Dios deseaba colocar a José en una posición en donde iba a salvar a muchos pueblos incluyendo las vidas de los que un día le desearon la muerte.

Toda la ruta que atraviesas, todo el plan que Dios ha diseñado para tí, aunque parezca doloroso es el camino para que se concrete ese sueño depositado en tu alma, para que se cumpla esa promesa en tí. El solo demanda algo de tí durante el camino, que tengas fe y que confíes que El lo hará.

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