Somos edificados para edificar y bendecidos para bendecir. Lo que recibimos damos y de lo que damos sin interes recibimos. No detengas el principio más importante enseñado por nuestro Jesús: el servir. Somos llamados al servicio desinteresado a otros. Ama, entrega lo mejor de tí al prójimo y sonríe sabiendo que es lo que precisamente Dios desea de tí.
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