martes, 27 de septiembre de 2011

La semilla




  • Salmos 1
Reina-Valera 1960 (RVR1960)
Salmos 1

El justo y los pecadores

1 Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, 
Ni estuvo en camino de pecadores, 
Ni en silla de escarnecedores se ha sentado;

2 Sino que en la ley de Jehová está su delicia, 
Y en su ley medita de día y de noche.


3 Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, 
Que da su fruto en su tiempo, 
Y su hoja no cae; 
Y todo lo que hace, prosperará.

La semilla de mangó:


Nos hemos topado con algo que para nuestra simple vista pareciese un proceso natural y sencillo dentro de nuestro planeta. Una semilla de mangó y solo una parte de esta estaba arraigada en el terreno por algunas raíces débiles. Pareciese a la vista que pudiese florecer, crecer y hacerse un árbol. De hecho, hay una hojita verde en ella, pero realmente, ¿es esta semilla una que pueda dar buen fruto?. Fui hasta donde estaba la semilla y patee la misma. La semilla fácilmente fue removida del terreno ya no estaba arraigada y solo unas raíces débiles se veían expuestas. Su hoja que hoy se ve verde ya sabemos que por no estar arraigada al terreno ha de perecer. Así sucede con los humanos. Encontramos esto claramente en la palabra de Dios en Job que nos enseña que pasa cuando nos apartamos de Dios.

Job 
8:11 ¿Brota el papiro fuera de los pantanos? ¿Crece el junto donde no hay agua?
8:12 Tierno aún, y sin que nadie lo corte, se seca más pronto que cualquier otra hierba.
8:13 Tal es la suerte de los que olvidan a Dios, así perece la esperanza del impío.
8:14 Su confianza es apenas un hilo, su seguridad, una tela de araña.
8:15 Se apoya sobre su casa, y ella no resiste, se aferra a ella, y no queda en pie.
8:16 Ahí está lleno de savia ante los rayos del sol, sus retoños se extienden sobre su jardín;
8:17 sus raíces se entrelazan en el pedregal, se prenden al terreno rocoso.
8:18 Pero apenas lo arrancan de su sitio, este reniega de él, diciendo: «Nunca te vi».

La semilla y sus terrenos: (Mateo 13:1-23) 
Todo comienza con una semilla. Esta semilla viene siendo la palabra de fe expresada en la Biblia. Esta palabra de fe puede germinar en tí cuando aceptas ciertamente y sin dudas el creer en Dios. Cada corazón supone un terreno diferente y es dependiendo este terreno que sabemos si esta semilla ha de germinar y dar frutos. Si el terreno y la semilla no se sustentan uno con otro lamentablemente, la semilla no ha de germinar y dar frutos. 

Esto sucede como cuando nosotros no nos arraigamos a Dios en todo momento, llegará el punto que al estar un tanto separados podremos experimentar un detenimiento de crecimiento, y en cierta medida hasta una muerte espiritual evitando que podamos producir al 101% lo que Dios desea que produzcamos. Nos pasaría como la semilla de mangó de la cual hablamos al principio. 

Una semilla semi expuesta y semi arraigada que está echando raíces pero estas no son profundas como para poder sostenerse y seguir creciendo hasta hacerse árbol robusto y dar buenos frutos. Estas semillas semi expuestas y semi arraigadas podrían compararse con aquellos creyentes de doble ánimo. Estos no producen buen fruto, sino que quedan estancados y perecen en lo espiritual. Son los que un día creen en la palabra y al otro día no la pueden guardar y claudican. Pueden ser conmovidos por cualquier cosa, y es por eso que no permanecen ni crecen, aparentan tener raíces pero estas no son profundas por lo tanto no se sostienen.  También están los que no dan ningún fruto simplemente quedan inertes sin producir absolutamente nada. Esta es una semilla que no cumple con el propósito para el cual fue sembrada y a la larga será talada y maldecida. (Mateo 21:18)
  

Los que no dan frutos: 
Dios desea que produzcamos para el Reino no que detengamos el proceso de germinación. Tristemente, aquellos que no dan frutos según los frutos del Espiritu expresados en (Gálatas 5:22-23) no son reconocidos como hijos de Dios, y por lo tanto, no pueden ser parte de lo que Dios desea darnos de recompensa en el Reino. La palabra lo expresa claramente:

"Y ya también el hacha está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado en el fuego." (Mateo 3:10) . 

Para poder pasar de mera creación de Dios a convertirnos en hijos de Dios debemos dar frutos de arrepentimiento genuino (Mateo 3:8) y esto lo hacemos cuando creemos claramente en la semilla depositada como palabra de fe en nosotros y por ende, germinamos en frutos de bien.  

La obediencia y fidelidad a Dios : (Salmos 1:3)

Aquellos que pueden guardar en obediencia y fidelidad la palabra de Dios demuestran que están arraigados al terreno estos dan buenos frutos y pueden recibir bendición a través de esa relación para con el Padre que es Dios. La obediencia y fidelidad a Dios acarrea frutos de bendición para sus hijos. Esto hace que germinen, crezcan, se planten en su identidad como hijos y no serán conmovidos sino que estarán firmes dentro del terreno, arraigados totalmente al Padre dando frutos buenos y soportando cualquier tipo de situación. Estos son los que han de vencer y prosperar en todo no importando las adversidades. 

El efecto multiplicador de la semilla: (Gálatas 5:22-23)   
Gálatas 5:22-23
Reina-Valera 1960 (RVR1960)
22 Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,
23 mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.

Cuando una semilla germina, crece y da buenos frutos aparece el efecto multiplicador. Se convierte en un árbol bien plantado que ofrece sombra a muchos otros y a su vez, semillas nuevas que han de esparcirse. Esto representa los buenos discípulos y creyentes que siguen esparciendo la palabra y multiplicando la obra para el Reino trayendo más almas a los pies de Cristo por medio de la plantación de más semillas que en efecto germinan pues caen en terreno fértil.

La germinación tuya:

Si buscamos información sobre lo que es la germinación encontramos que esta es el proceso mediante el cual una semilla se desarrolla hasta convertirse en una nueva planta. Este proceso se lleva a cabo cuando el embrión se hincha y la cubierta de la semilla se rompe. Cuando vemos que indican que el embrión se hincha y se rompe es expresado claramente en lo que es el proceso de quebrantamiento donde muere el viejo "yo" para darle entrada a la transformación y renovación en Cristo. Para lograr este proceso, toda nueva planta requiere de elementos básicos para su desarrollo: luz, agua, oxígeno y sales minerales.
  • Luz= Dios
  • Agua= Fe 
  • Oxígeno= Oración y adoración 
  • Sales minerales= Obras realizadas movidas por el Espiritu Santo que reflejan que somos sal para el Mundo.

En un sentido más general, la germinación puede implicar todo lo que se expande en un ser más grande a partir de una existencia pequeña o germen. Es decir, de un ser micro a un ser macro. De ser meramente una criatura pasas al macro de ser llamado Hijo con esto estás en lo grande, en lo ensanchado, en la visión de lo que Dios desea que seas. De un micro pasas a macro, porque de ser algo pequeño pasas a ser imitador de algo grande tal como el árbol Bonsai, que representa el arte de diseñar árboles en miniatura como los de gran tamaño que vemos en distintos paisajes. En este proceso el llamado agricultor no pierde ningún detalle de lo que ve para transformar ese Bonsai. Así tampoco Dios no pierde ningún detalle para hacernos más como El. Recordemos, que Dios es el gran ROI (El Dios que me ve). No hay detalle por minúsculo que parezca que El no pierda de vista para convertirnos en lo que El desea que seamos.  

¿Germinaremos en buen fruto? ¿Realmente seremos llamados trigo o seremos mera cizaña? ¿Seremos árboles bien plantados no conmovidos nunca por las tempestades o simplemente nos pasará como la semilla de mangó que fue pateada y sacada de su lugar para perecer? La semilla está plantada, esperando que germinemos todos en buenos frutos dignos de ser llamados Hijos de Dios.

Por: Mirenllelí Ortiz García & Walter Cintrón Roche 

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