Salmos 119:103
Reina-Valera 1960 (RVR1960)103 ¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras!
Más que la miel a mi boca.
Hay palabras que edifican otras que derriban. Palabras fuertes que causan heridas en el alma, palabras suaves que pueden acariciar la misma y restaurarla. Hay palabras que pueden cambiar atmósferas enteras trayendo paz, sosiego, amor y felicidad. Hay palabras que al leerlas o escucharlas dan vida y estas palabras son las que Dios nos presenta en la Biblia, palabras que pueden edificar enteramente tu alma, palabras que pueden sacarte literalmente de la muerte a la vida. Palabras que El da que libertan, que derriban estructuras que pueden atarte, son palabras redentoras que salen de una boca ungida. Cuando leemos o escuchamos las palabras que Dios nos dejó como guia en la Biblia podemos saborearlas como un manjar divino pues estas palabras están ahí para que las probemos, para que las saboreemos para que las hagamos nuestro menú principal día a día. Estas palabras que Dios nos da alimentan nuestro espíritu y nos sirven de refrigerio al alma. Cuando pasamos momentos duros, momentos difíciles podemos encontrar en ellas escenarios donde nos permiten ver que no somos los únicos pasando por dichas pruebas que también en ella encontraremos personas que pasaron muchas dificultades pero al buscar en un acto de fe encontraron la ayuda de Dios quien los libertó de toda problemática y quien los ayudó en momentos de crisis. Estas personas vivieron por dichas palabras de Dios. Estas palabras y promesas en la Biblia son de poder, pueden ser desatadas sobre nuestra vida también para nuestro bien si con fe las declaramos como nuestras y como concretadas en nosotros. Estas palabras de Dios son dulces a nuestro paladar porque son estas mismas palabras las que nos bañan de bendiciones a diario. ¡Saborealas hoy!
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