miércoles, 9 de noviembre de 2011

¿No sabes?



¿No sabes quién eres ante Dios? No eres una mujer más dentro de un conglomerado de gente eres una mujer elegida, eres una mujer llamada por el Rey para hacer la diferencia en tu entorno. Con esto en mente debes entender que si Dios te ha llamado es porque El te había separado desde antes de tú nacer con un propósito especial en este mundo. Tu propósito radica en servirle a El en todo, porque fuiste hecha por El y para El, para que mediante tu vida El fuese glorificado en todo lo que emites, todo lo que dices, todo lo que haces, todo lo que das y todo lo que eres.

Muchas de nosotras las mujeres pasamos etapas en donde se nos hace dificil entender la importancia que tenemos para nuestro Creador, muchas tratamos de buscar la aceptación y aprobación de alguien para sentirnos realizadas. La realidad que nos presenta la Biblia es que nuestro Dios nos ama demasiado, muestra indiscutible fue lo que hizo por nosotras en la Cruz del Calvario para redimirnos y libertarnos trayendo como regalo inmerecido la salvación eterna a quienes lo aceptamos como único Salvador y Rey de nuestras vidas. El problema radica cuando no reconocemos el valor que nos ha dado Dios y el propósito que tenemos en El, y sin darnos cuenta nos desvalorizamos a un punto de permitir que otros nos otorguen escalas de valor.

La inseguridad en nuestra identidad en El hace que cometamos errores grandes, entre ellos tratar de amoldearnos a un entorno en donde todos deben de lucir de determinada manera, actuar de cierta forma parecida y hasta vestir y aparentar algo que los medios de comunicación se han encargado en proyectar a las masas. ¿Haz visto como el enemigo sútilmente quiere que te deshagas de tu identidad en Cristo o que la ignores tratando de vestirte con una identidad fábricada por este la cual es proyectada en los medios? ¿Haz visto como las campañas se han dirigido a proyectar la mujer con el sello de símbolo sexual? Esta campaña ha sido bombardeada de todas las direcciones. Vemos modelos con tallas pequeñísimas desplegarse en las pasarelas(muchas de ellas afrontando desordenes alimenticios para mantener dicha imagen de "belleza"), mujeres haciéndose cirugías y arreglos de imagen(a costillas de su salud, muchos métodos no son legales poniendo en riesgo hasta su vida) para adaptarse a esa imagen falsa que proyecta Hollywood y los medios de lo que debe ser el rol de la mujer. 

Hoy día el hombre se le ha alimentado su lujuria y su pensamiento errado haciendo que este crea que lo mejor es tener una mujer bella que para ellos redunda en una mujer con senos grandes, cintura pequeña, caderas estilizadas, y que desplieguen lo que poseen en "atributos" a otros para ellos sentirse orgullosos de su "trofeo". Esto es lo que está siendo proyectado a los medios, y es lo que la mujer que tiene una identidad no clara de quien es para Dios, recibe, asimila y pone en práctica. Por estas razones, vemos más mercados de la industria de la moda introduciendo vestimentas en las que la mujer se vea proyectada como lo que los medios ya han sugerido debe ser su rol: un objeto sexual.

Las vestimentas fueron creadas para cubrir las zonas vulnerables del ser humano, así como para tener una cobertura apropiada según la región y clima.¿Qué sucede cuando comenzamos a portar la vestimenta que hoy en día está de moda? Nos convertimos en objetos sexuales de un mercado que solo quiere menospreciar a la mujer y que ha de alguna manera u otra creado una imagen distorcionada, errónea y antibíblica de lo que somos nosotras para Dios. No somos máquinas ni objetos sexuales, no somos un pedazo de carne a exhibir, no somos mujeres que solo servimos para aparentar o lucir, nuestra valorización no puede venir de un hombre que nos vea como simplemente su proveedora de placer sexual, no somos eso. 

Quiero hoy que te vistas como realmente Dios desea que te vistas, que te revistas del amor de El y de la identidad de El, que adornes tu corazón con las virtudes y atributos de una verdadera mujer de Dios y que no te permitas ser desvirtualizada por nadie. No debes vestir para otros, sino para Cristo, pero si algo deseo que sepas es que la vestimenta primordial que Dios quiere que te pongas comienza en tu corazón cambiando la manera errónea de verte y comenzando a verte con los ojos de El. ¡No eres un objeto sexual, eres una Hija de un Rey, proyéctate como del Reino de El en todo!

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