La depresión o la ansiedad no te definen. Dios ha erradicado esos adjetivos de tu vida, ya no eres él(la) depresivo(a) ahora eres bienaventurado(a), ya no eres ansioso(a) ahora gozas del shalom(paz y bienestar) de Dios. Ya no eres abandonado(a) ahora eres adoptado(a) por Dios como hijo(a), ya no eres rechazado(a) ahora eres recibido(a) en la familia celestial como coheredero(a) del Rey. Ya no eres esclavo(a) de tus miedos, temores o adicciones, ahora eres libre por la sangre de Jesús. Las cosas viejas pasaron, ahora son hechas todas nuevas.
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