La ofrenda de Caín a diferencia de la de Abel venía sazonada con unas ansias de sobresalir, competencia, orgullo, protagonismo. Más sin embargo, de lo que encontró dió, perdiendo de enfoque que la ofrenda es un acto de adoración a Dios que sirve para honrarle como Rey. La intención de Caín contraria a la de Abel no era la correcta pues ofrendaba pensando en recibir el favor de Dios mientras que Abel ofrendaba por adorar, honrar y agradecer a Dios en un acto de servicio y entrega. La ofrenda de Caín no fue aceptada por Dios porque el conoce las intenciones del corazón, El sabía que Caín estaba mucho más al pendiente de obtener algo vía su ofrenda que de realmente honrar a Dios. ¿Estamos ofrendando de nuestros talentos, dones, tiempo, en nuestros ministerios, en nuestras iglesias con las intenciones correctas o solo como Caín buscamos lo que Dios pueda darnos en posición, título, reconocimiento o bendición luego de ofrendar? ¿Engañamos a Dios ocultando las verdaderas intenciones de nuestro corazón? En lo absoluto...Tal como a Caín se le entenebreció el corazón al ver que su ofrenda mal intencionada fue rechazada así también quien tiene las intenciones incorrectas al ofrendar le saldrá a la luz lo que alberga su corazón.
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