A veces se nos hace duro descansar en medio de la tormenta pero es preciso que entendamos que nuestro enfoque no puede estar en los vientos ni en las lluvias torrenciales, sino en Aquél que con tan sólo una palabra puede acallar toda tormenta. Pon tu mirada enfócada plenamente en Dios y El acallará tus tormentas; y no permitirá que el embate te haga daño.
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