jueves, 5 de mayo de 2011

Esperando...


"Esforzaos todos vosotros los que esperáis en Jehová, y tome aliento vuestro corazón."
- Salmos 31:24

La espera desespera. ¿Cuántos no hemos escuchado esa frase? Es que la realidad es que cuando queremos algo nos cuesta esperar. A veces, nos volvemos como ese niño que se desespera cuando el padre o madre no se apresura a darle eso que él tanto anhela o pide. Sí, nos volvemos en cierta medida niños caprichosos cuando la espera nos desespera. Y es que cuando anhelamos algo la impaciencia se nos vuelve nuestra amiga incanzable. Deseamos, anhelamos y pedimos con mucha fe eso que nuestra alma quiere a nuestro Dios pero equivocadamente pensamos que eso que pedimos debe ser dado en segundos.

Lo que nos cuesta entender es que nuestro reloj no está sincronizado con el reloj de Dios pero pensamos que es que el reloj de Dios se debe sincronizar al de nosotros. Olvidamos repentinamente dentro de nuestro desespero que es Dios quien conoce los tiempos, es El quien crea los tiempos y sabe como usar mejor los mismos. A veces, nos olvidamos que es Dios  el que nos conoce completamente y puede determinar cuando es el momento idóneo y perfecto para conceder algo.

Dentro de ese tiempo de espera debemos empezar a conocer que es lo que Dios está tratando de comunicarnos. Lo se, no es fácil esperar y mantenernos quietos y atentos mientras tratamos de entender la mente de Dios pero es que los pensamientos de El no son nuestros pensamientos, son mucho más elevados que los nuestros. Traten al menos de imaginarse la gran mentalidad que debe tener el Señor quien conoce el presente, sabe del pasado y lo que ha de ocurrir en el futuro. Una mente tan perfecta y tan profunda no puede perder de perspectiva ningún detalle aunque pienses que en tu espera tal vez se olvidó de tí. Esto es falso. Dios no se ha olvidado ni de tí ni de tus pedidos. El está analizando los tiempos y viendo en el momento indicado en el que El ha de intervenir a tu favor.

Entendamos que hay ocasiones en las que El con esta espera pretende desarrollar algo que llamamos paciencia. Sí, creo que escuché en una ocasión que  quien le pide paciencia a Dios no le llega en una nubecita sino que Dios le da situaciones en donde esta tendrá que ser desarrollada. Así que si estas en un momento de espera prolongado lo más probable Dios está desarrollando esa paciencia en tí que necesitarás en muchas otras áreas de tu vida.

Tal vez, te sientes dólido y sentido con Dios porque piensas que no te escucha y ves a muchas otras personas recibiendo su milagro. No te sientas, que no te duela pues tu respuesta está siendo procesada. Dios desea que en el proceso de espera te dejes moldear por El para que El vaya puliendo en tí áreas que necesitan ser cambiadas y modificadas. Eres su obra más preciosa y El va perfeccionando la misma en la medida que pasa el tiempo. Ahora, quiero que tengas en cuenta y muy claro algo, haz pedido con fe pero no necesariamente eso que pides puede estar alineado con la voluntad de Dios para con tu vida. Tu respuesta puede estar de camino y a lo mejor no es la que desees aceptar pero es la que Dios entiende es la mejor para tí. 

Recordemos que El conoce de los tiempos y sabe el por qué de cada cosa pues todo lo que El hace lo hace para tu bien. No hagas como el niño caprichoso que llora cuando sus padres le niegan un dulce muy tarde en la noche, ese dulce no conviene en ese momento, ellos como padres saben cuando otorgarlo, así como tu Padre Celestial sabe que estas esperando y sabe cuando otorgarte lo que pides y si lo que pides es algo que te hará daño como Padre amoroso y que se preocupa por tí no te lo concederá.

Si en este momento estas esperando y mirando las manecillas de tu reloj pensando que Dios se ha tardado mucho, recuerda muy bien que El nunca llega ni un minuto antes ni un minuto después sino que llega en el momento perfecto, justo e indicado. Mientras esperas seguirás siendo moldeado, cambiado, mejorado, perfeccionado y desarrollarás una paciencia que será necesaria a la larga en otras etapas de tu vida. Esfuérzate en la espera y no dejes que decaiga tu corazón dentro de la misma. ¡Anímate! Ten la certeza y la fe 
total en Dios de que tu respuesta viene de camino y será siempre lo mejor para tí. Dios siempre da lo mejor a sus hijos y tú eres uno de ellos.

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