miércoles, 30 de noviembre de 2011

¡A la basura!


Pareciese como si muchos obviaran el verdadero propósito del enemigo. El enemigo tiene en agenda persistente destruir y corromper el propósito de Dios para con tu vida. Las personas que aceptamos a Cristo como único Salvador estamos cambiando practicamente de equipo, de estar y ser propiedad del enemigo a pasar a ser propiedad absoluta de Dios, convirtiéndonos en hijos de El. Esto ciertamente, desagrada al enemigo, y este desde que ve que comienzan ciertos cambios en tí para la gloria de Dios siente que debe de hacer algo para que vuelvas atrás, para que te desvies de los propósitos que Dios ya tiene designados para tu vida. 

Recordemos, que aunque Dios tenga trazado un plan para nosotros, de nosotros depende mucho si este se atraza en cumplimiento. Consultemos el ejemplo del pueblo de Israel, lo que hubiese sido una travesía de días fue alargada por 40 años en el desierto dando vueltas en círculos llegando a su punto de origen. Muchos en la actualidad nos encontramos así, dando vueltas en círculo, volviendo al punto de origen y ya cansados muchas veces por el caminar, cuestionamos a Dios, renegamos de El y de Sus propósitos, pero olvidamos reconocer quien ha alargado el proceso: nosotros mismos. 

Dios no desea que estes estancando en la misma posición, Dios desea que llegues a conquistar esa Tierra prometida, esos sueños, ilusiones y anhelos que El ha puesto en tí. El pone el querer como el hacer, pero, ¿qué sucede cuando ya ni hacer queremos?, ¿qué sucede cuando viene un desánimo que nos hace desilusionarnos hasta de Dios? Sí, lamentablemente hoy en día muchos se desilusionan de Dios. Lo demuestran diciendo: "¡A la basura!", "...a la basura, con mi propósito, a la basura con mis dones, a la basura con mis talentos, a la basura con mis ilusiones" Y la lista de cosas que siguen echando a la basura continúa. ¿Cómo echamos lo que Dios ha depositado en nosotros a la basura? Cuando desistimos de intentar caminar en obediencia, cuando dejamos de perseverar en fe, cuando preferimos atajos aunque estos atajos nos proporcionen una manera de desobedecer a Dios (alargando el proceso pues volvemos al punto de origen), cuando seleccionamos al Mundo antes que a El (idolatría, todo lo que le quite el primer lugar a Dios y consuma toda nuestra atención), cuando preferimos caminar el camino liso porque este parece más sencillo (la realidad es que no lo es, trae consecuencias adversas no caminar el camino que Dios nos designa), cuando desistimos de actúar en base a la fe y conquistar las promesas de Dios (podemos perder bendiciones con estas conductas), y en el peor de los casos, cuando ya dejamos de creer en las promesas de El porque nos rebelamos en contra de Su propia palabra. (la rebelión trae como consecuencia la disciplina de Dios)

Pareciese increíble que una persona cristiana pasara por estas etapas pero casi le garantizo que de una forma u otra todos hemos tenido momentos de carencia de fe, desobediencia a Dios y de rebeldía en contra de El. El problema de esto es cuando ya lo asimilas como algo "normal" en tu vida, cuando no reconoces que esto no se supone que sea así, que estos sentires no provienen de Dios y deben ser combatidos. ¿Acaso Dios tu Creador y Padre Celestial desea que estes simplemente desentusiasmado al punto de no querer vivir una vida con propósito en El? ¡Para nada! Estos pensamientos, ideas, sentires no provienen de tí, sino del enemigo que desea ver el plan de Dios sobre tu vida tronchado completamente.

El enemigo también conoce de libre albedrío, y sabe que tu mismo puedes hundirte al errar en decisiones que tomes, pues estas pueden traer consecuencias adversas a tu vida. La meta del enemigo es que uses ese libre albedrío para que te rebeles contra Dios y te alejes de El; de esa manera te haces susceptible y vulnerable a los ataques del enemigo, y este te sigue atando y hundiendo más en un círculo vicioso que no parece terminar. Tal como le paso al pueblo de Israel, hasta que no reconozcas tu estado, tu necesidad de Dios, Dios no ha de intervenir en el asunto pues por elección propia haz decidido echar a la basura los preceptos de El. Es entonces, que se hace necesario romper el caparazón del orgullo, echar fuera todo sentimiento de rebeldía, reconocer ante Dios que sin El las cosas no irán de la manera correcta y pedirle ayuda en clamor genuino a El. El siempre escucha pero desea que tu también le escuches y obedezcas a Su voz. 

Uno de los problemas del pueblo de Israel era el temor y la cobardía, siempre que Dios les presentaba una oportunidad de conquista le daban cabida al temor, demostrando su problema de falta de fe. Tuvieron que levantarse personas como Moisés, Josúe, Caleb y David para cambiar y cancelar las expresiones negativas que este pueblo profería y que eran desagradables a Dios. Hoy Dios necesita que de pasar a estar en un estado quejumbroso, de rebeldía y falta de fe cambies el reporte a tu favor como estos personajes de la Biblia. El desea que cuando venga la muchedumbre de pensamientos de desánimo, rebeldía y desilusión, en vez de echar tu propósito en El a la basura, canceles todos estos pensamientos y sentires llevándolos cautivos a la obediencia de El, y eches a la basura lo que está entorpeciendo tu caminar e imposibilitando tu conquista de la Tierra Prometida tuya. ¡Es hora que digas: a la basura con lo que no pertenezca y provenga de Dios!

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